.


"La obra sólo es obra cuando se convierte en la intimidad abierta de alguien que la escribe y alguien que la lee, el espacio violentamente desplegado por el enfrentamiento mutuo del poder de decir y el poder de oír". Maurice Blanchot

31.5.17

Cristina Banegas lee "Cantemos cantemos", de Juan L Ortiz

http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_video.php&wid=311&t=Cantemos,+cantemos...&p=Juan+L.+Ortiz&o=Cristina+Banegas

30.5.17

por mí sacate la cara
las uñas
todos los pelos del cuerpo
vení desnudo
directamente
vení quebrado
arriba de un avión
en primera
de última
tostado por el sol
vení con fiebre
con ropa vieja
con medias a lunares
con rastas
sin rastas
con los ojos hinchados
cerrados
con ojeras
vení en bicicleta
a gamba
lastimado
a nado
a remo
a pata
feliz

por mí vení

28.5.17

estoy bajando
planeo como la hoja seca
desprendida del árbol
y cuando estoy por llegar al piso el viento
me levanta y me pone a flotar
vuelve a darme la sintonía del cuerpo

flameo como bandera
de una tela vaporosa
he perdido el peso y la materia
podrían considerarme una nube
aire nomás
nieve sostenida por el viento

voy bajando con el pecho
henchido
tardo siglos en bajar
no permito la vía de la pendiente
no corro
no ruedo
no aterrizo

voy bajando lentamente
como arenilla de reloj por la ranura
ni una sola parte puede adelantarse
al paso de la arenilla anterior

floto
voy bajando del éxtasis sin soltarlo todavía
me extiendo en él todo
lo que pueda durar
como un aroma en el aire que impregna
el éxtasis
no termina de irse

y cuando estoy por ceder a la emoción
cuando me creo con derecho a aflojar
pienso en los otros
en las hojas
amarillas y verdes del árbol
unas amarradas al brazo del ciprés
otras empezando a salir
las secas que nunca
caen
las que fueron al piso
sin
rebotar en el colchón de las otras
las que ni se enteraron cómo
están ahí
las arruinadas por la lluvia
las manchadas por las pestes
las llenas de agujeros por las plagas
las fumigadas
las que nunca amanecieron

floto porque no puedo bajar
bajo para un día volver
un día después del otro
aún sin alas

26.5.17

trescientos sesenta
y cinco
días felices

qué bien hice en invitarte
a tomar
esa cerveza que no tomamos

23.5.17

radiante
estabas
irradiabas
sonrisas por nada
el abrazo también brilló
la mirada de encontrarme entre la gente
en un lugar que no era
el que habíamos dicho
adivinaste por dónde iba a llegar
y te reíste hacia adentro
como escondiendo la alegría de verme
que igual vi

radiabas cosas
radiaciones amorosas
hablaste más que de costumbre
fue una pequeña diferencia que yo pude percibir
porque me estás volviendo más detallista
más observadora

radiaste una radiación sonora
que me doblega
estabas abracero
con "c"
de abrazo
besador compulsivo
el tipo de hombre que necesita el mundo
simple
afectuoso
sólido en sus convicciones
alguien que avanza sin prejuicio
que esconde un poco la risa y las palabras
pero a veces irradia
radia
radiante
transforma la rabia que suscita vivir
en formas de amar bien
el poema.

20.5.17

los sábados que no estás
bajo
canciones para después

como si escuchar música
fuera
un acto reservado a vos

como si mi vida fuera
preparar
bienvenidas y abrazos

tener todo lo que te gusta
en
un estante de la heladera

apurar las obligaciones para
aprovechar
mucho mejor el tiempo libre

soñar con vos por si pensabas
hacerme
un objeto más de tus sueños



souvenir: objeto que
como si pudiera
intenta guardar algo 
ajeno a la experiencia 
a través del tiempo

no soporto 
nada que como corolario implique 
un souvenir
Hace un rato leímos poemas de Neruda, Casas, Vallejo, Storny, Ravazzani, Duran y Gianuzzi. Todo un recorte si se piensa en el contexto de una tarea del colegio. Después hablamos del negro de wasap y me cagaron a pedos porque escribo mal la palabra "Whatsapp", que además de un servicio de mensajería instantánea es una marca y va con mayúsculas. Así que no me quedó otra que escribir un poema. Resumen de la parte menos infeliz de un fin de semana laboral. El arañazo del ocio que no se deja robar al tiempo del mérito que exige el capitalismo cada día más inmundamente mediocre.


me dicen que la foto del negro
de wasap es retocada
que ni un record guinnes africano
podría soportar ese tamaño
que hubo memes inolvidables
con el negro en pija de fondo
que ahora me mandan una de esas
fotos a mi wasap


me dicen que el negro al final
es como de la familia
que ojo donde vaya a abrir los memes
porque puedo sorprenderme
que Google bloqueó la imagen
que en sus teléfonos tienen doscientas
que ese tamaño no existe
ni en la imaginación ni en la realidad


me mandan más tarde una frase
sobre los buenos amigos
la conversación de la cena quedó lejos
en mi recuerdo
abro la foto de la frase
porque algunas letras se cortan
son parte de un cartel pequeño
que sostiene el negro de wasap
el negro familiar de nuestras vidas

17.5.17

multiplicá por sesenta segundos cada mensaje
y ese resultado por sesenta minutos
y ese resultado por 24 horas
restale algún rato de distracción
cuatro horas de las ocho que trabajo
y cuatro de sueño, porque en las otras cuatro
                              tengo algún sueño con vos

el número que te da son los mensajes
que te escribo mentalmente
lo que condenso en la papelera de reciclaje de mi cabeza
lo que no te digo cuando
lo que me trago para no
lo que transformo en poesías impublicables
riendas del caballo
para evitar su desboque
filtros
coladores
tachos para la borra
chapitas de aluminio o siliconas
en la rejilla de la bañera o la pileta de la cocina
para atrapar la mugre

quedate con la cifra, mi amor
que es más exacta que decirte
que todo el día pienso en vos


14.5.17

Presentación Edipo & violencia, de Luciano Lutereau

cuando se conversa con Luciano Lutereau sobre sus textos
sobre psicoanálisis o literatura
                               o sobre poesía
                               o sobre el chino del barrio que vende productos en ojotas y con medias
                               o sobre los hijos
                               o sobre lo que se está escribiendo

Luciano elige una palabra para reemplazar el término “interpretación”
Luciano dice “agarraste”

no dice entendiste
         o comprendiste
         o aprehendiste
         o interpretaste
         o racionalizaste
apenas nada

“agarraste”, dice Luciano
tomaste algo que querías agarrar
algo que pudiste
nunca todo

como el chico frente a la góndola de golosinas
manoteando alguna
sin saber muy bien por qué

a veces Luciano usa un sinónimo 
para no repetirse
entonces dice “pescaste”
sin decir “apenas”
como agrego yo

Luciano dice: “pescaste”
y yo pienso en un señor sentado en un bote
                    en el río Paraná
                    en los esteros
                    en el agua apenas moviéndose
apenas
la tarde cálida
                    en el leve oleaje de los contenidos
palabras
mensajes
teorías
contrateorías
puntos de vista
ideas
conceptos
definiciones
cosmovisiones del mundo y de la vida
clasificaciones
derivaciones de esas clasificaciones
un río, apenas
un río desbordante de conocimiento acumulado
una biblioteca de ciencias
de Babel
sus anaqueles abarrotados hundidos en el agua
distintas ideas de distintas ciencias
ideas echadas por tierra
quemadas
Babilonia
ideas evaporadas del río a causa de ideas mejores
posteriores
consensuadas
hegemónicas

pienso en el río del lenguaje
en todas las palabras ya escritas para decir algo importante
y el tipo en el bote con el medio mundo
o la caña
o la mano
o yo
leyendo este libro
tratando de pescar una idea
algo
lo que pueda

andar en los libros más serios de Luciano
como en sus notas de prensa
en sus diálogos generosos
–digo
andar en el psicoanálisis sin ser psicoanalista
leer
tratar de entender
googlear para entender
hacer que se entiende
es
como diría él, Luciano
“pescar algo”

y la pesca no es “apenas” la pesca
como minimizo yo

porque la pesca llena la panza

alimenta
se incorpora al cuerpo
salva el día

por eso es clave el uso
de ese verbo

porque no pesca la inteligencia
pesca el cuerpo
la mano
el brazo
la vista aguda
la propia necesidad


¿se pesca lo se puede o –quizá– lo que se quiere?
¿se pesca sólo lo que se necesita para comer?
¿se pesca de más?
¿de menos?
¿de casualidad?

los textos de Luciano deben bucearse
con o sin escafandra
con más o menos oxígeno en el tanque
con más o menos herramientas en la cubierta

es que lo dicho no flota en los textos de Luciano
lo dicho no desfila en la superficie del texto
fácil 
regalado
2 x 1
promocionado
6 cuotas sin interés
apenas expuesto para todos por igual
como mercancía de consumo masivo
que vende el chino en medias con ojotas
en Villa Crespo o en San Telmo


lo dicho flota y espera la mano
                                    la caña
                                    la red 
                                    la intención de pescar del pescador
que viene en la búsqueda con su carnada 
                                                su bagaje
                                                su bagre pescado en el balde

                                                su técnica para pescar
                                                su hambre
                                                su saciedad
                                                sus tripas tirando un concierto de ruidos
                                                                             más o menos urgentes


los textos de Luciano producen conocimiento sólo en la medida 
que haya pescadores

no replican teorías al amparo de otras voces que lo autoricen
no andan solos por el río
a la deriva
desnudos
conclusos
acabados

los textos de Luciano viajan incompletos
inclasificables
impenetrables, a veces, al lector distraído
haciendo caso omiso de la completud
haciendo gala de la imposibilidad de cerrar teorías
edificar sistemas teóricos infranqueables
sentenciar ideas definitivas


como dice la canción popular
de esa banda tan hermosamente nombrada
“Ella es tan cargosa” –como si supieran

como diría Luciano
citando las voces de la calle
que de verdad importan


“todo lo que es sólido termina evaporándose al sol”

agradecida –entonces
abrumada, por momentos
entre estas páginas no siempre simples
ávida de más conocimiento
leí a Luciano en este libro que va del Edipo
                                                 –o la conformación de una subjetividad–
a la violencia machofeminista
perdida en sus páginas encontré algunas respuestas
no siempre únicas
no siempre cerradas

no siempre las que él quiso exponer

los invito a bucear con los ojos abiertos abajo del agua
los invito a una pesca activa


Almagro, Buenos Aires, 14 de mayo de 2017




12.5.17

soltá
flotá
nada es para siempre
dejalo ser
que fluya
viví el presente
consignas de gente relajada
que escucha vosa nova
y escapa a viejas consignas
círculos perniciosos
viciosos
viscosos
que se muerden la cola
como el perro
la perra de tu novia
la novia del cartero
de Levrero
que no fuma porque el aire
tiene que ser libre
la libertad de expresión
de res-piración
mejor drogarse que beber
algunas adicciones son buenas y otras malas
depende la tendencia de moda
soltá
fluí
flotá
dejarte ser
nene
y chupamelá

11.5.17

Suspender-se para poner la patria en el centro de la escena

"Pero esta vez, esa hoguera de las vanidades literarias se tomó un respiro: son varios los escritores que decidieron no presentar sus libros el miércoles y posponer o suspender sus charlas allí por considerar que sus presencias eran más importantes en la marcha de repudio al fallo de la Corte Suprema que habilitó la aplicación del 2x1 para los represores de la dictadura. Un acto de valentía, despojado de alharaca y pleno de sentido común. Por eso, vale la pena mencionarlos: Claudia Piñeiro, Luisa Valenzuela, Luis Mey, Gabriel Kessler, Daniel Feierstein, Leticia Martin, Tatiana Goransky, Patricia Suárez, y el editor Leandro Donozo, entre otros. Hasta las propias autoridades de la Feria decidieron pasar del miércoles a mañana la entrega del premio literario al tucumano Máximo Chein."
La nota acá

El error de la mujer

Directoras creativas de la Secretaría de Comunicación Pública durante el kirchnerismo: 0 (cero).
Directoras creativas de la Secretaría de Comunicación Pública durante el cambierismo: 0 (cero).
Hay mujeres en cuentas, biblioteca, administración, producción, limpieza, cafetería, compras y una larga lista más de sub-rubros del medio. Evidentemente, hay que aceptarlo, la creación se hace esquiva a la mujer. Esta puede procrear, claro. Pero pensar es otra cosa. Imaginar algo de cero, contarlo, venderlo, defenderlo en su proceso de producción y verlo al aire, luego, en la tele o en una revista, eso es otra cosa. Eso es tema, más bien masculino. Sobre todo si se trata de campañas de bien público o spots contando campañas de gobierno, trabajo dificultoso si los hay. 
Jamás me pasó que ideas mías estuvieran al aire en la tele o en el cine, producidas con sus millones de pesos bien pagados, a veces dólares, a veces de campañas regionales, bien lindas, bien musicalizadas, y, como por arte de magia, que yo las vieras y supiera que habían sido concebidas en mi intelecto, con o sin colaboración de alguien más. No. Eso no le pasa a una mujer. En general las ideas surgen de la cabeza de los hombres. La que contiene al cerebro o la que contiene el esperma, igual da. Ellos son algo más dúctiles al pensamiento. Más propicios. Más aptos. A una se le puede ocurrir algo, sí, pero eso siempre es una punta, una especie de subcategoría del pensamiento, algo parecido a una idea pero que debe ser retrabajado durante largo tiempo por una inteligencia masculina para –entonces sí– pasar al ámbito propiamente llamado por los filósofos griegos: "mundo de las ideas". Tampoco me pasó el contarle a director creativo una idea que –un par de horas o días después– se le ocurriera a él. Eso no pasa jamás y no debe ser confundido con una cuestión de género.
Hay que decirlo de una vez y para siempre: el hombre es más flexibles mentalmente que la mujer, es mejor asociando ideas, más generalista, más apto para concentrarse. Cuenta con una virtud genética para esos menesteres. No es un tema del ejercicio del poder de forma continua y casi de modo "hereditario". No. Tiene que ver con configuraciones genéticas. La mujer se desconcentra. Se dispersa. Tiene otras cualidades, pero no las necesarias para elegir las ideas más aptas y cuidarlas hasta llevarlas a la pantalla. No sabría como explicar mejor este proceso porque, justamente, no me salen bien las palabras. Soy redactora, sí. Pero me faltan muchas condiciones para ser una que, luego de 40 años de vida y 19 de profesión, tenga incorporadas las dificultades del medio, pueda lidiar con los difíciles desafíos de la profesión y, sobre todo, cuente con la virtud de dominar la lengua. 
El pensamiento creativo, se sabe, es más apto al varón desde el inicio de los tiempos. Ese varón viril que, con su pene, sobre todo con su pene erecto, esgrime mejores BIG IDEAS y pone en acto mejores criterios creativos. Por esa razón se explica que haya tantos de ellos filósofos o políticos, escritores o sociólogos, por no poner "y". Las mujeres, bueno. Las mujeres no podemos. Yo soy un claro ejemplo, junto a tantas otras que por error, creí admirar. La mujer sólo quiere cargos directivos para ganar más guita y despilfarrarla en ropa. Seamos autocríticas. Todas tenemos una amiga directora de jardín de infantes o que llega a puestos directivos de jerarquía en departamentos de marketing o multinacionales. Lo que sucede es que muchas mujeres pecamos de soberbia y no somos capaces de ver nuestras debilidades. Eso hace que lleguen tan pocas. Al final los manuales tenían razón. Todo es cuestión de: fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. La mujer creativa publicitaria, en general, no entiende que ella es presa de la debilidad y la amenaza, en términos mayoritarios. Si entendiera esto no andaría reclamando estupideces por ahí, y se ocuparía de criar a los hijos y tener un trabajito de cuatro a seis horas máximo, que le permita desplegar su creatividad en el hogar, pintando patos en los repasadores o imanes de heladera. En lugar de reclamar nuestro espacio en ámbitos que nos son más naturales y cómodos –como la docencia, el hogar o las oficinas de "Cuentas" y "Atención al cliente"– perdemos el tiempo en luchar contra los molinos de viento de la ingeniería, la cirugía mayor, la creatividad o la política. Sería mucho más inteligente si aprovecháramos nuestras fortalezas y planteáramos mejores estrategias para vender nuestra fuerza laboral en el mercado que sí nos ofrecen. 
Otro punto es que el hombre –cuando nos quiere– sabe aconsejarnos muy bien qué camino estratégico tomar en nuestra vida profesional. Deberíamos aprender a escucharlos mejor. ¡Me he cruzado con tantos! Algunos más generosos que otros, claro está, muchos de ellos que han sabido aconsejarme sobre las áreas en las que me convenía desarrollarme, incluso algunos pocos que hay decidido por mí que era mejor que –después de parir– me quedara en casa viendo crecer a los chicos. Eso sí que es genial. Hasta me dieron una mano enorme despidiéndome e indemnizándome. Jamás los olvidaré, ellos han sabido ser buenos consejeros, aún, cuando yo no había conseguido ser una buena oreja para sus consejos. 
Las hormonas suelen jugarnos malas pasadas y destruyen todo ese edificio de buenas ideas que esporádicamente podamos tener. Imagino que hay directoras creativas en áreas estatales como municipios y comunas. Eso sí está bien. Esos ámbitos de menos dificultades y sin la necesidad de que la mujer tenga que estar dando órdenes y ocupando lugares de jerarquía son más aptos para la concha. La mujer en esos ámbitos tiene la posibilidad de irse al médico con los hijos, pedir una mañana para una reunión de padres del colegio, incluso ausentarse algún día al año si hiciera falta, cosa que jamás le pasaría al hombre.
Por supuesto, al exponer la situación de la mujer creativa en estos términos, jamás estoy hablando de mí. Sé que mi condición de género me inhabilita para muchas tareas y que mi capacidad creativa es limitada. Además no me gusta exponerme. Nunca lo hice. Justamente por esa razón es que traté de ni esforzarme en escribir dramaturgia y novela, cuentos y poemas, ensayos, críticas y periodismo cultural, al tiempo que cumplía con mis roles de madre y redactora, en el mundo privado como en el mundo público. Me pareció que hacerlo no iba a tener ningún sentido. Además nunca quise mostrar que podía, ni lo demostré, e hice mi trabajo a medias, o como pude.
Bueno, es todo por hoy. Voy a aprovechar lo que queda del horario del almuerzo para escribir una reseña, que es una pelotudez que le sale bastante bien a las minitas. De paso, saludos a todas las boludas que lloran y se hipersensibilizan una vez al mes, descartándose para todo cargo de jerarquía.

9.5.17

me hiciste poner un parlante amplificador
al lado de la cama
bajar la persiana los días hábiles
comprar un ukelele
apagar la tele
andar más veces en bici
silbar
escribir versos felices
añorar momentos increíbles
nuevos cada semana
cada día
recordar
pasados recientes
frescos
de invierno o de verano
recitales en galpones
vinos sin abrir
whiskies con aves en la etiqueta
orientales de la banda oriental
amar Uruguay
el frío helado en la cara
el abrazo en la cubierta
el freno de mano
los álamos
a Jesús
me hiciste
me hacés
nueva
cada
día

Tatiana Goransky Patricia Suárez y yo, Leticia Martin, expresamos nuestro repudio al 2x1 y suspendemos la presentación de nuestros libros, publicados por Editorial Galerna, mañana miércoles 10 de mayo en la Feria del Libro, y hasta nuevo aviso.

3.5.17

Abelado Balderoa

Tal vez no haya sido mi mejor maestro, pero fue fundamental haber leído la obra de Abelardo Castillo en su totalidad, conocer algo de su intimidad, algunos de sus gestos de aprobación, sus repentinos enojos, su casa, el tono grave de su voz. Fui alumna suya algo menos de un año. Noté que le gustaba la pose de escritor: tener la partida de ajedrez armada en la mesa, fumar pipa frente a nosotros, admitir, prohibir, tener un gato, rascarse la barba mientras hablaba o contar anécdotas de otros escritores. Se comparaba con Sábato. Decía que se peleaba con él. Eso a mí me hacía, casi, venerarlo. Compré viejos números de las revistas que dirigió con Heker y cumplí con todas las consignas que pidió esos meses, intentando ser la mejor alumna. Pero no alcanzó. Cuando se enteró que estaba embarazada, en 2000, me impidió seguir yendo a su taller. De alguna forma esa prohibición fue causa y motivo de todo lo que vino después. Ahora pienso que, tal vez, sabía cómo funcionaba mi cabeza. Lo había previsto antes que yo lo supiera. Había leído mis marcas y mis huellas. Ordenar "no hagas eso" –se sabe– es la mejor forma de conseguir que alguien sí lo haga. Unos años después, escribí todo aquel enojo en un cuento incierto y mentiroso que le dediqué secretamente. Hubiera dado cualquier cosa por seguir siendo su alumna. Me avergonzaba contar que ya no estaba entre "los selectos", que incluían a una chica más chica que yo, que escribía algo que sucedía en el balneario Hemingway de Villa Gesel. La envidiaba. No entendía por qué, pero lo hacía. Tenía rulos y piel morena. No recuerdo su nombre. El primer cuento que me premiaron y publicaron lo escribí en los meses que iba a su taller. Eso me daba más rabia todavía. Odié ese cuento tanto como a él. Lo amé y lo odié en la misma medida. Le robé mil dichos y anécdotas para armar mis clases. Algunas veces, incluso, usé sus palabras y no lo cité. Lo recordaba diciendo esa frase y me guardaba la referencia. Incluso, llegué a sentir que era justo hacerlo. Otras veces, envalentonada, lo critiqué en público. Lo desprecié por motivos infantiles, feministoides, banales. Pensaba que pararme en la vereda de enfrente le daba fuerza a mi voz. Todavía lo odio. Ahora lo odio más. Lo odio como sólo sabemos odiar los que amamos. No te pienso extrañar, Abelardo. Tal vez sólo siga leyéndote y acepte que algunas cosas que repito, las dijiste vos.

2 de mayo de 2017. Todo mal con la muerte.

2.5.17

Estrógenos en le Feria del Libro 2017

se puede amar la materia 
un cacho de metal 
de caucho 
el cuadro de aluminio 
el metro y algo de cadena engrasada 
el dibujo borroneado de unas llantas 
el error que de casualidad te deja en la salita 
                   donde alguien te cura las heridas 
la pintura 
             verde 
la 
             ventana 
la tarde 
             llena de mosquitos 
los libros 
             que son barcos 
                    son aviones
                           trenes que te llevan de viaje

en la realidad y en la ficción

antes