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"La obra sólo es obra cuando se convierte en la intimidad abierta de alguien que la escribe y alguien que la lee, el espacio violentamente desplegado por el enfrentamiento mutuo del poder de decir y el poder de oír". Maurice Blanchot

7.7.12

cachos de mi pasado con Gabo


mi mamá había cosido unas colchonetas para ir a las clases de gimnasia localizada que se daban en un comedor, cerca de la Plaza San Pantaleón. una era floreada y la otra verde. la verde era mía y la floreada de mi hermana. se plegaban como un acordeón y se ataban con un cordoncito, por el medio, para traerlas y llevarlas. adentro eran de gomaespuma y resultaban muy cómodas para hacer abdominales. íbamos los martes y jueves caminando esas doce cuadras de memoria. las mismas por las que los miércoles íbamos al coro de la iglesia, los sábados a aspirantas y los domingos a misa. 

a veces, como a los catorce, que podrían tal vez ser los quince o los diecisiete, yo me escapaba en colchoneta a la terraza. Cien años de soledad. El amor en los tiempos del cólera. El coronel no tiene quien le escriba. Relatos de un náufrago. Doce cuentos peregrimos. Por nombrar algunos y poder seguir contando. leía boca arriba y boca abajo, solía apoyarme sobre una improvisada almohada de buzo o de remera que descolgaba de la soga. recuerdo el sol tibio del invierno, los pelotazos de mis hermanos contra las paredes del patio, los gritos de gol que me devolvían a la realidad y aquellos viajes perfectos a las desconocidas geografías colombianas. cuando se me enfriaban las manos las apoyaba sobre las baldosas. las terrazas conurbanas estaban todas terminadas con unas baldocitas rojas, cuadradas, que sabían concentrar muy bien el calor del sol y se llenaban de brea entre las juntas para protegernos de las lluvias.

yo leía y leía esperando que lleguen las partes de los besos y las camas, cuando el hombre apoyaba las manos en las rodillas de la chica, por debajo de la mesa, levantándole la pollera. esperaba los encuentros, las respiraciones entrecortadas, las cartas y también las ya sabidas separaciones. 


así me acerqué al amor las primeras veces. de la mano prohibida y lejana de los libros.

antes