una noche, casi de madrugada, un chico que no era nada,
ni amigo, ni novio, ni pariente,
me dijo que tratara de ser feliz.
esa frase de mierda me dijo.
y no lo hizo con maldad,
de hecho tenía buena intención.
pero la frase me sonó patética.
me acompañó a tomar un taxi, y cerró la puerta desde afuera.
"tratá de ser feliz", dijo.
¿"tratá" expresa que pensó que no estaría siéndolo?
sino hubiera dicho "seguí", ¿o no?
pero lo del "ser-feliz" es peor.
como si la felicidad fuera un estado permanente,
algo que se pudiera estar siendo todo el tiempo:
ser feliz mientras te lavás los dientes,
o te deshuesás un pollo en la tabla de la cocina.
ser feliz mientras lijás una pared descascarada.
o comés pastel de papa de la bandeja.
la palabra felicidad, en el sentido más usado, me produce caspa
urticaria,
me molesta.
usamos a la muy narcisa para nombrar una especie de estado sublime
superlativo
del que son revestidos los que gozan sin fisuras de todo aquello que los rodea.
"que sean felices".
como si la felicidad fuera algo que se pudiera ser.
similar a abogado, maestra, o varón.
ser profesional de la felicidad, con una maestría en el exterior
y cursando el doctorado.
desde ese día ando buscando una expresión mejor.
hoy de regreso a casa, caminando en el frío hermoso de Almagro,
caí en la cuenta de que la clave es reírse.
ponele.
pensemos en la risa,
pasajera,
completamente momentánea
puede ser compartida o no
insignificante o abultada.
pero la risa no mete presión
uno no tiene que "ser reíz"
ni durante toda la vida,
ni hasta que la muerte los separe
nadie tiene que hacerte reíz, a vos
y vos no tenés que hacer reíz a nadie.
uno se ríe y causa risa, o no, pero fin.
reírse solo
acompañado
con ganas
con ruido
para adentro
a carcajadas
con hipo
con una A bien abierta
tapándose la boca
borracho
sobrio
en cualquier ámbito
y a cualquier hora.
la risa no nos obliga a permanecer en ella
en esa especie de letargo permanente que pareciera sugerir el estado de felicidad.
puede que después de un rato, de una de esas carcajadas voluptuosas
la panza quede resentida, apenas dulcemente congestionada
pero ese detalle no alcanza para que la crucifiquemos.
¿no cambiarían ser feliz por me felí?
sin el ser
o ponganle el nombre que quieran
pero sáquenle el verbo.
mirá cuando ya te felizte.
¿no es mil veces mejor que decir fui feliz, teniendo que usar el pasado que ya fue?
conjugar el verbo ser en pasado es como hablar de la muerte.
una vez más, la necesidad externa de que "seamos algo" empasta todo.
cuánto mejor es:
me felí
nos felimos
nos reímos
expresiones humildes, menos pretenciosas.
me comí unas papas fritas
me tomé dos copas de vino tinto
y me reí
me reí mucho, hoy, recién, y me felí sin que me importe cuánto tiene que durar eso
si soy algo eterno mientras sucede
o si nunca va a volver.
la otra opción es que le estemos dando muchas vueltas a la palabra.
.
"La obra sólo es obra cuando se convierte en la intimidad abierta de alguien que la escribe y alguien que la lee, el espacio violentamente desplegado por el enfrentamiento mutuo del poder de decir y el poder de oír". Maurice Blanchot
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