.


"La obra sólo es obra cuando se convierte en la intimidad abierta de alguien que la escribe y alguien que la lee, el espacio violentamente desplegado por el enfrentamiento mutuo del poder de decir y el poder de oír". Maurice Blanchot

2.2.13

#mear fuera del tarro


1. No quiero ofender.
2. Discutir debería ser una práctica más frecuente y mejor vista.
3. Aguante numerar los párrafos.
4. Silvina Boschi meó fuera del tarro.
*
Quisiera poner el ojo sobre cierta “opinión” que la periodista Silvia Boschi despliega en la nota Duras, Austen y el alma de la escritura que perdura (Revista Ñ, 2/2/2013). Olvidemos la cacofonía del título. La nota intenta hablar sobre la crisis del libro y la democratización de la cultura, informando unas cifras lejanas y vacías. Dos números con muchos ceros son todo el argumento que se esgrime para poner en valor cierta “buena literatura”. Por un lado los millones de dólares que la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) estaría dispuesta a pagar por recuperar un manuscrito del Marqués de Sade, y por otro, la cantidad de ejemplares al año que sigue vendiendo en Gran Bretaña la exitosa novela de Jane Austen: Orgullo y prejuicio.

5.000.000 de dólares por acá, 50.000 ejemplares por allá.

Lo raro es lo que Boschi concluye, a partir de estas abstracciones. Textualmente dice lo siguiente: “Más allá de la famosa crisis del libro y de la saturación que están provocando los medios digitales, donde tecno-democráticamente todo el mundo escribe, habla y opina, y cada frase es subida al ciberespacio, la literatura en serio es otra cosa”. Y ahí, entonces, justo después, es donde cita a Marguerite Duras. Boschi usa una cita del peor modo que una cita puede usarse, es decir, para poner en boca de un autor ideas que ese autor jamás quiso decir. ¿Quién soy yo para interpretar qué pensaría Duras sobre el libro digital? Por supuesto que nadie; nadie más que una lectora interpretando en las antípodas de una periodista.

Vamos por parte.

Si el debate va a derivar en que imaginemos qué hubiera dicho Duras sobre el libro digital, permítaseme insistir en que ella jamás intentó ser una escritora seria. Su estilo apasionado, salvaje e impredecible dejó ver un deseo por “decir lo que tenía que decir”, como objetivo prioritario, incluso previo a la forma de narrar. 

En el mismo libro a que hace referencia Boschi, titulado Escribir, Durás dice: “Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, volver a encontrarse, delante de un libro […] la persona que escribe no tiene idea respecto al libro”. (Durás, 1994)

Francamente no hay modo de hacer que ese texto de Duras sea un argumento en favor de una “literatura en serio”, o de una “literatura para algunos”. 

Por otra parte, tampoco imagino a una autora políticamente comprometida con la Resistencia francesa cuestionando un momento histórico en el que “todo el mundo escribe, habla y opina”.  

Lo disonante, lo hasta –podría decirse- políticamente incorrecto del planteo de Boschi, es ese descuido en el uso del lenguaje. Sobre todo del término: “tecno-democracia”. ¿Qué te jode, Boschi, que yo escriba una réplica que, seguramente, no vas a leer, ni vos, ni una décima parte de los que leerán tu nota mañana? Porque “escribir”, “hablar” y “opinar”, -obsérvense los verbo que discutimos- no debiera cabernos a todos? Me pregunto qué tan “serio” hay que ser para decir algo y subirlo a la web. Me pregunto también: ¿qué mal pueden hacerle a Los Rolling Stones que exista Macaferri y Asociados? O a Messi, ponele, que mi hijo Octavio juegue en la quinta de Ferro y haga unos goles malísimos. Nada, che. Cae de maduro.

La nota de Boschi termina hablando de aniquilar cierta "ostentación", para lo cual nos recuerda que en la lápida de la escritora francesa sólo figuran sus iniciales. ¡Humilde Duras! ¡Justo Duras, la que en uno de sus tantos exabruptos llegó a discutirle a Mitterand ser  más famosa que él!

#almuerzo

soy una paranoica al revés, quiero decir, de movida pienso bien de la gente, de sus actitudes, de sus movimientos. pienso que me quieren ayudar y se me ocurren tramas ilógicas cuando me pasa algo bueno en la vida. un día, por ejemplo, inventé que mi ex jefe, un misógino de gran calado, había levantado el teléfono para ayudarme a conseguir laburo en otra agencia, nada menos que al día siguiente. claro, como iba a ser mérito mío que en sólo 24 horas ya estuviera trabajando en un lugar mejor y ganando más dinero. recién, mientras lavaba la lechuga, pensaba estas cosas. raro.

antes