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"La obra sólo es obra cuando se convierte en la intimidad abierta de alguien que la escribe y alguien que la lee, el espacio violentamente desplegado por el enfrentamiento mutuo del poder de decir y el poder de oír". Maurice Blanchot

20.7.13

me levanto nueve y media. es sábado y todos duermen. la noche fue larga para mí. me propongo reseñar un libro. antes me hago el desayuno. voy hasta la puerta de calle y el suplemento literario de los sábados no está debajo de mi puerta. salgo sin abrigarme. tengo veinte pesos en el bolsillo del jean. cruzo Medrano y pregunto qué pasó con mi Ñ. "está enfermo el canillita", me dice Roberto, detrás de sus ojos hinchados. de pronto registro que hoy no me miré al espejo. paso por la puerta de mi casa y sigo de largo hasta La Calesita. compro unas facturas y regreso apurando el paso. hace frío. reviso la Ñ tomando unos mates, tuiteo lo que me llama la atención. abro el blog para registrar lo siguiente: leer es escribir. lo puse anoche en una nota, pero ahora es más claro lo que estaba diciendo anoche. leer es escribir, se sabe, no lo dije yo, viene de Peirce, o más acá de Sarlo, Ford, Verón. leer es interpretar, escribir un texto nuevo en esa interpretación. yo digo otra cosa. leer es escribir, es hacerlo escribiendo, tuiteando, tomando notas, mandando un mail para pedir ese libro a tal o cuál editorial. ya no leo, casi, tirada en la cama o recluida en la terraza, acostada en las baldosas anaranjadas como en mi adolescencia. ese hábito es la excepción. ahora leo desplegada. tomo la mesa, la lleno de libros y revistas, marco cosas, salto de un texto al otro, escribo, señalo, vuelvo a leer, y mientras tanto, claro, también escribo el texto nuevo de la interpretación, el que se escribe solo, pese a mí. queramos o no somos un nuevo sujeto lectoescritor. en términos de Foucault, podríamos decir, somos un sujeto disciplinado por la web, esa extraña institución transgénero compuesta de una multiplicidad de autoridades. 

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