soñé de nuevo uno de esos sueños que preferiría no soñar. un sueño vibrante, de acción, que no llegó a ser pesadilla hasta que abrí los ojos. soñé, digamos, dejé aflorar la represión, como afloran los baobabs en Madagascar, cuando baja la luz y entra la noche, se abre la flor, estalla, para que salgan corriendo los estambres, pegoteados, desperezándose de placer, separándose unos de otros, dejando el hilo de baba en la banana larga que fueron antes. todavía entre la sábana y la frazada, con el pie tocando el colchón rugoso, desperté los sectores vitales de mi cuerpito infantil. lo hice mientras pensaba, se me iban los pensamientos, volvía a traerlos para acá, decidiendo qué pensar y qué no.
voy a levantarme a escribir sobre el pasado, tuve enseguida entre manos la anécdota a disfrazar, recordé la ropa de entonces, sobre el abdomen estirado de madre a punto de abrirse. anoté mentalmente las circunstancias, el mundo distante de esos años, tan estrecho, tan distinto. una chica del conurbano, de familia numerosa, tratando de arrancar un metro cuadrado de piso a otra clase, una guerra que nunca iba a empatar, siquiera.
no voy a contar los detalles de esa anécdota, mero pensamiento pasajero. prefiero coger, preparar el desayuno, leer el diario, o escribirlo. ¿cuál sería la sal del asunto? una pibita de 23, a punto de parir, escondida en el baño del Marriot Hotel, esperando el momento en que su jefe suba al escenario a recibir un premio de ella? ¡oh, qué interesante! sobre todo la parte en que la chica de 23 sale del baño, con su pollera de lana a rayas, comprada en el Once, se manda atrás del jefe, que la registra cuando está en el escenario, gira, le sonríe falsamente, la abraza como si la hubiera invitado a la cena, le da el premio en demagógico acto, baño de oro mercachifle, metal en forma de pájaro diseñado por Perez Céliz en los cinco minutos libres de alguna espera en el dentista.
sería estúpido detenerme a pensar ese pasado que nunca terminó de ser, esa rebeldía equivocada, desenfocada de la verdadera cuestión por la que extenderse en la existencia, por la que pelear, sí, pelear, si todo al fin y al cabo es una guerra.
abro mi biblia de 1972, dedicada a Sylvie.
leo a Simone de Beauvoir.
tengo la tentación de escribir en la tapa el nombre que yo le doy a este libro, el nombre para mí, lo que me lleva a reconocerlo del resto de los libros, a tomarlo del océano de lecturas posibles, al alcance de la mano.
tengo la tentación pero me reprimo.
de nuevo.
es tan única la edición, es tan exótica la tela, plateada, cosida.
leo de forma azarosa, quiero decir, leo lo que antes subrayé, sin más lógica que el desorden.
"oculté que leía libros prohibidos, que cuestionaba la moral y la religión, y disimulé durante mucho tiempo que ya no creía en Dios [...] creo más bien que mi interés por las "cosas inconvenientes" sólo era una rama de mi básica apetencia de conocimiento [...] mi libertad nunca tomó la forma de un decreto [...] nunca fui pasiva, le exigía a la vida. muchas veces mis búsquedas no tenían salida, pero también di con hallazgos que me enriquecieron, y mi actitud multiplicaba mis posibilidades de un encuentro decisivo [...] hubo sin embargo para mí un año privilegiado, el del abandono del instituto Désir, que me deparó, gracias a Jacques, la deslumbradora revelación de la literatura contemporánea [...] los intereses que se constituyen eliminan otros [...] a los dieciocho años, incómoda en mi casa y conmigo misma soñé, no con ser otra, sino con compartir una vida que me pareciera admirable o emocionante. se nace múltiple y se termina uno [...] al realizarnos perdemos la mayoría de nuestra posibilidades [...] viví inclinada hacia el porvenir; tendía alegremente hacia el encuentro de la mujer que me aguardaba, ávida, porque en cada conquista presentía un encuentro que no se marchitaría nunca [...] soy bastante indiferente a las imágenes que se crean de mí, contradictorias y a menudo inconsistentes [...] la vana y por lo demás imposible empresa de construir una imagen de mi misma no me interesa. desearía en cambio hacerme una idea de mi situación en el mundo. ¿qué significa ser mujer, francesa, y escritora de sesenta y cuatro años en 1972? para entenderlo tendría que saber primero qué representa históricamente el momento en el que estoy viviendo. ¿es la víspera de una guerra, o de las grandes revoluciones que liquidarán el sistema? ¿verán los jóvenes de hoy la llegada de un verdadero socialismo o el triunfo de una tecnocracia que perpetuará el capitalismo?"
¿qué significa ser mujer, argentina, y escritora de treinta y ocho años en 2013?
¿qué significa ser mujer, argentina, y escritora de treinta y ocho años en 2013?