.


"La obra sólo es obra cuando se convierte en la intimidad abierta de alguien que la escribe y alguien que la lee, el espacio violentamente desplegado por el enfrentamiento mutuo del poder de decir y el poder de oír". Maurice Blanchot

23.12.15

"su clítoris está tan firme como el de él y de pronto se lo mete y lo monta".

James Joyce le escribe a Nora Barnacle.
"Fóllame, querida; en todas las nuevas formas que tu deseo sugiera. Fóllame ataviada con tus vestidos de calle, con tu velo y tu sombrero puesto, con tu cara sonrosada por el viento y el frío y la lluvia y tus botas embarradas; fóllame también a caballo sobre mis piernas, cuando esté sentado en una silla, montándome de arriba hacia abajo mostrándome los ribetes de tus bragas y mi pito firmemente clavado en tu coño, o móntame sobre la espalda de un sillón. Desnuda, fóllame, solamente con tus medias y tu sobrero puesto, acostados en el piso, con una flor roja en el culo, montándome como un hombre, con tus muslos entre los míos y tu robusto trasero. Móntame vestida con tu bata de estar (ojalá tengas esa tan bonita), con nada debajo de ella, ábrela repentinamente y muéstrame tu vientre y tus muslos y tu espalda y empújame sobre ti, encima de la mesa de la cocina. Fóllame con tu culo, boca abajo en la cama, con tu cabello suelto, desnuda, pero con tus adorables bragas rosas perfumadas, abiertas desvergonzadamente de atrás y medio caídas, de modo que se pueda entrever un poco tu trasero. Fóllame, si puedes, acuclillada en el baño, con tus vestidos levantados gruñendo como una puerca que caga y una gran cosa gruesa sucia serpenteando con lentitud fuera de tu trasero. Fóllame en las escaleras, en la oscuridad, como una niñera follando con su soldado que le desabotona gentilmente la trusa y desliza su mano en su pajarito y lo acaricia con su camisa y con ese contacto se va humedeciendo y entonces lo toma con suavidad y lo acaricia junto con sus dos bolas a punto de estallar y finalmente agarra atrevida la pija que ella mama y la manosea y la acaricia suavemente, murmurando para él en sus oídos palabras obscenas e historias indecentes que otras chicas le han contado a ella y ella dice cosas sucias y se mea las bragas con placer y deja salir suave, quieta, tranquilamente, tibios peditos de su trasero hasta que su clítoris está tan firme como el de él y de pronto se lo mete y lo monta. See more at

#Posiciones

Coger para coronar logros.
Nunca para lograrlos.

22.12.15

#Pocisiones

No vivir de gestos. 
No vivir de ilusiones. 
No esperar. 
No desear. 
No anticiparse. 
Escribir una novela mejor.

Piglia

Los diarios de Emilio Renzi registran la minucia —“Recibí carta de José Antonio, desde Nueva York. No le gusta la comida, fascinado con la biblioteca”—, pero son, sobre todo, apuntes del incierto proceso de formación de un escritor: “Cuando releo lo que tengo escrito de la monografía me quiero morir. ¿De dónde saqué que yo soy un escritor?”. “Con cincuenta pesos en el bolsillo y sin comer, viajo en tren a La Plata (…) sin encontrar la calma que necesito para escribir. Una calma que se define para mí como ausencia de pensamientos. No pensar para poder escribir, o mejor, escribir para lograr pensamientos no del todo pensados que definen siempre el estilo de un escritor”.

La nota.

TAPAS | Prueba 1


De la mente lúcida guiada por los astros de @barbmatata

21.12.15

Sólo se trata de escribir

El libro de entrevistas de Nando Varela Pagliaro que prologué, en Infonews. 

1.12.15

FAV

te faveo con corazones las comisuras
y le doy megusta a tus cutículas
al blanco de tus ojos, al triangulito
de tu pelo sobre la nuca.

le escribo un poema a la cascarita
a las uñas que te comiste
a la aspereza de tus codos de lector
al espacio donde te salgan las arrugas.

al mate que escupís a la mañana
al semáforo que te exaspera
al pedido ansioso de que te chupe
a tu lengua intrépida que me trepa.


26.11.15

La ventana de los fuegos artificiales

la política, el arte
de lo posible
dos chicas que se besan en el subte
la política, el arte
de los relatos
el portazo de una madera contra un marco
convencerse a uno mismo
que esos fuegos artificiales no son balas
y todo lo que quiero está lejos a estas horas
todo lo que quiero todo
quiero todo
está lejos
del arte de lo posible
está lejos de la costa lo que parecía
llegar a buen puerto, está lejos
el puerto, la costa, la tierra firme
estás lejos vos
dormir con alguien que se despierte
si necesito algo, dormir
sin despertarme tantas veces
por miedo a que la política no sea un arte
no sea posible.

19.11.15

Dantesco

De violeta. Escapándole a las normas. Con la camisa floreada y la corbata blanca. Abrazándome con fuerza cada vez que me veías. Mirando a los ojos a todo el mundo. Lanzándote de bomba a la pileta para salpicarnos. Gritando como los Picapiedras. Disfrutando del buen vino y atándote la corbata a la cabeza. Diciendo que tus sobrinas eran las mujeres más lindas de la tierra. Y antes, secando los platos para salvarnos de las tareas y los deberes impuestos. Siempre leyendo el diario entrelíneas. Siempre hablando de anarquismo, escuchando a todos, evitando la discordia. DANTE. Dantesco. Inmenso para siempre en mi memoria. Te voy a extrañar con toda mi alma viejo hermoso.

https://www.youtube.com/watch?v=WQot2LmXaRs&feature=share

escribime mails
con subject o sin motivo
todos los días.

el ritmo y la continuidad

una máquina
un poema que empieza con esa línea
la pieza mínima que no puede faltar
la totalidad de la máquina de leer, funcionando a vapor.

una máquina de leer lo que leés
lo que me llega sin querer por otras vías
a veces con bajadas de línea
interpretaciones posibles.

una máquina de extrañar
detalles que otra olvidaría
de meter la cabeza en los imaginarios
que me conducen a Roma como todos los caminos.

una máquina consciente e inconsciente
que sueña duro con vos
despierta y dormida
adrede y sin querer.

una máquina que se rebela contra el sentido
que al contrario de leer la muerte como amenaza
se aferra a la vida buscando amar
por todos los intersticios que encuentra.

una máquina, mecanismo
una rutina de alejarse y volver
un ruido repetitivo y circular
un funcionamiento.



13.11.15

Gladys Marín






















Me gusta cuando habla de la "reproducción de castas sociales en la educación superior". Y cuando insiste en que "no basta con decir que la educación tiene que ser un derecho, gratuito y de calidad, como consigna, sino que tenemos que repensar el sentido de nuestra educación desde la lógica de un proyecto de emancipación, una educación que te de las herramientas para transformar tu realidad, y no simplemente para salir al mercado endeudado [...] sino con herramientas para generar pensamiento crítico".
Por último me me emociona cuando llama a los partidos políticos y agrupaciones a tener "ambición de poder", y se aclara la garganta por lo bajo, como juntando fuerza.

Camila Vallejo, la próxima presidenta de Chile.

9.11.15

Mundos fantásticos

te voy a mandar
mensajes encriptados en las reseñas
seguro que no vas a encontrarlos, pero van a estar
como la vez de hace mucho que compré
aquel libro de Meschonnic
y te mandé mensajes telepáticos
por las ondas hertzianas
te voy a cuidar en las conversaciones
me voy a ir a vivir a la fantasía
voy a leer tus libros cuando te extrañe
y gastaré mi vida en inventar
                                 lenguajes intangibles
un código morse de megustas
o tal vez podrían ser corazoncitos.



La invención del ex, de Macarena Trigo

Dar sepultura definitiva a los restos de la relación, dejar de exhumar el cadáver en busca de pruebas y culpables. Digerir la soledad sin discurso, asumirla como un modo de vida posible, no como una consecuencia indeseada o un accidente. Y por último, revocar las apariencias de esa soledad de cara a la galería. Volver a aparecer en público con alguien, con cualquiera, para demostrar que se seguía vivo y se volvía a confiar en la humanidad y en el orden de los acontecimientos.

Demasiadas tareas arduas.

¿Por qué enfrentarse de nuevo a otro comienzo cuando se conocía de antemano el fatídico e inevitable final? ¿Para que desgastarse en un nuevo enamoramiento que se diluiría a los pocos meses apenas las hormonas se aclimatarán a los nuevos olores del proceso químico? A esas alturas sabían que nada compensaba el descuartizamiento emocional y psíquico de una ruptura. También sabían que el enamoramiento podía obviarse o no ser parte fundante en una relación pero la separación, el abandono, el cierre, era insalvable. Incluso aquellas que nunca evolucionaban más allá del estado larvario de lo virtual tarde o temprano terminaban con la paciencia de todos y había que armarse de valor para vaciar los chats y bloquear contactos tan impertinentes como estériles.

La solución, el camino más corto a tan largo trayecto, llegó sola. Había alcanzado con un solo casting y varios cientos de voluntarios para ejercer el rol de nuevo ex en sus vidas. Las pautas eran claras. Se trabajaba desde la primera cita en el desencuentro, se le proporcionaban al otro argumentos de peso para la separación, insultos verdaderamente ofensivos y bien asentados, criterios de autoridad sobre el modo en el que nos manejamos en la vida. También se elaboraban listas de acciones molestas que cada quien puntuaba según sus valores: falta o exceso de puntualidad, higiene, concentración, solvencia económica, independencia emocional, deseo sexual, aspiraciones, realismo, ideales, proyectos... y así. Por supuesto, se proporcionaban también antecedentes familiares y de salud, cosa de saber con quién se estaba discutiendo y tener puntería a la hora de insultarle a los padres, por ejemplo. Para sorpresa de todos los involucrados el sexo de separación había funcionado tanto como el sexo en pareja, llegando incluso a ser necesario fingir la ausencia de orgasmos o coordinar tríos e infidelidades que enturbiaran ese área. Al parecer, según los expertos, la verbalización frontal de los conflictos desde el primer día favorecía unas prácticas sexuales despreocupadas y un tanto feroces que distaban mucho de la abúlica y consensuada rutina sexual tradicional.

Las empresas de búsqueda del ex ideal se convirtieron en un éxito de la noche a la mañana.




***

7.11.15

Máximas de mi cajeta

Identificar el deseo, despojarlo de las ganas, las pulsiones, los impulsos.
No perderse en cualquiera.
Insistir lo justo y necesario.
Dejarse sorprender por lo que viene de afuera y no depende de uno.
Creer con toda la razón y la inconsciencia en "el instante ya", de Lispector.
No esperar nada.
No pretender el ideal.
Planificar sólo lo imprescindible, que siempre tiene que ver con el amor.
Correr o andar en bicicleta seis veces a la semana.
Clavarse un asado de vez en cuando.
No sentarse a la mesa de cualquiera por buscar afecto.
Rodearse de los que lo hacen mejor que uno.
Considerarse lego y seguir estudiando.
Leer y escribir todos los días.

4.11.15

10 documentales

10 documentales para ver antes de votar a Scioli el 22 de noviembre.

El momento en que todo cambió

Douglas Kennedy

—Por primera vez en mi vida, sabía lo que era la certeza. Podemos pasarnos la vida entera buscando a la persona para la que estamos predestinados. La mayor parte del tiempo aceptamos soluciones a medias, algunas aceptables, otras catastróficas y otras condenadas a naufragar en la callada desesperación y la tristeza de unos horizontes limitados. Pero cuando nos encontramos cara a cara con la persona que nos ofrece la posibilidad de trascender (si es que la encontramos), entonces tenemos que cambiarlo todo, si es necesario, para que todo salga bien. Porque ése es nuestro instante, nuestra hora, y es posible que esa hora sólo nos llegue una o dos veces durante ese lapso de tiempo al que llamamos nuestra vida.

—Nosotros, como las ciudades, podemos cambiar todo lo exterior. Pero lo que no podemos hacer jamás es cambiar la historia que nos ha hecho ser lo que somos, una historia totalmente dictada por la acumulación de las múltiples complejidades de la vida, su capacidad para el asombro y el horror, para el optimismo y la desesperanza, para la luz resplandeciente y la más profunda oscuridad. Somos lo que nos ha pasado. Y llevamos a todas partes lo que nos ha hecho: todo lo que no tuvimos, todo lo que siempre quisimos pero nunca conseguimos, todo lo que conseguimos pero nunca deseamos, todo lo que encontramos y después perdimos...

1.11.15

Descarte

Hagamos de cuenta que esto no es un diario sino una historia de ciencia ficción. Armemos juntos otro escenario, más adelante, pongan ustedes la fecha que quieran. Año 8.040 de la era cristiana, por ejemplo. Observen conmigo la facilidad con la que podemos entrar en conversación los seres humanos del futuro. ¿Se dan cuenta? No hay transportes, no hay petróleo, no hay motores. Navegamos a vela otra vez y podemos circular por el mundo sin movilizar nuestros cuerpos. En 8.040 él existe y yo lo llamo aunque me niegue a hacerlo. El pensamiento apoyado sobre otro ser durante más de cinco minutos activa el diálogo inmediatamente.

—Qué.

—Uy. Perdón. Se marcó solo.

—Dale, ¿qué pasa?

—Nada. De verdad. Fue mi inconsciente.

No es fácil vivir en 8.040. Todo aparece como cercano y transparente. Los movimientos corporales son mínimos. Estamos sentados o parados en nuestros mundos mínimos, entre paredes de cemento, en casas individuales o edificios, y a la vez estamos con todos y nunca solos. No hay frontera entre lo público y lo privado. Todo es lo mismo en 8.040.

—¿Me vas a decir, o no?

—No.

—Entonces me voy.

—No. Pará. Te iba a preguntar si tenés ese libro que me decías el otro día.

En 8.040 estás obligado a mentir. La realidad es ficción y la ficción es lo real. La comunicación total hace insoportable la vida cotidiana. Compartimos cada micro movimiento que hacemos, cada pensamiento, cada deseo, incluso todo aquello que reprimimos. Pensar en otro lo hace presente a pesar nuestro. ¿Pero y si el otro no está dispuesto a hablar? Vivimos exponiendo cada fragmentos de nuestro deseo.

A la mañana vengo más temprano al microcentro, subo a esta oficina y marco su número desde el teléfono de línea. Él me atendería y yo no sabría qué decir. Tal vez volvería a mentirle. Probablemente le hablaría sobre un libro. Tal vez hasta creería que todo lo que me pasa lo está causando él, y olvidaría que en verdad en él se ensamblan todos los él que conocí; olvidaría que para poder decir, antes, hay que encontrar el hueco que da lugar a las palabras. Como la música del relato hay un ritmo que preexiste a las frases y escribir es, apenas, descubrir qué cantidad de sílabas componen ese orden. Escribir es saber cortar, pienso ahora. Eliminar lo que sobra. Esperar la palabra justa y el error que desarmonice la composición.

Uno puede hablar solo en el desierto, escribir monólogos, encerrarse entre las tapas de un diario íntimo. El árbol puede caer en el bosque sin que nadie presencie su declive, sin que se escuche el ruido que hace al desplomarse. Pero esas palabras no escuchadas tampoco pueden terminar de ser. Nunca terminan de decirse. Uno, en cambio, también puede callar.

Esperar.

Escribir es dispararle a lo que no puede ser hablado.

Más tarde leo lo que dejé escrito ayer, el párrafo anterior, e imagino a Tamara golpeando la mesa. ¿Tengo que borrar una vez más? Me gusta la idea del futuro, dejarme ir con la imaginación. Puedo pensar a Tamara ofuscándose aunque nunca la haya visto en ese estado. Seguramente su voz se engrose y su cara se transforme. Imagino su pelo más ondulado y una marca roja en su párpado derecho; las flores explotando en el balcón. Ya casi estamos en diciembre. Puedo ver las flores mientras tipeo. Las de ahora y las más pequeñas, apenas asomando en la ventisca de septiembre. Puedo ver su mano cayendo una vez más sobre la mesa, como tantas otras veces. Oír el eco del golpe. Perdí la trama —pienso. Esa mínima estampida en la mesa preanuncia que debo ir hacia atrás y retomar el dibujo del friso que se desarma en mis distracciones. Puedo ver un agujero en medio del tejido, quedó la marca del error abierta a nuestros ojos. ¿Podré arreglar ese detalle? ¿Podré coser a mano el agujero que aparece entre las hebras? Siempre quedará, de todas formas, algo del error expuesto en la superficie. Eso también es belleza.

31.10.15

Levrero x Sanchiz

Un encuentro de culto en la sede central del CEC.
Con la presencia de Ramiro Sanchiz.
*31/10/15*

Escuchar la clase:

Parte 1. 
Parte 2.









Un prólogo

PRÓLOGO


Leticia Martin

Un libro de entrevistas bien podría ser el ejemplar de una revista de chismes. La afirmación puede sonar despectiva, menor, sin embargo arrastra buena parte de una verdad. Nos interesa el borde de la obra, lo que está por fuera e intuimos, lo que imaginamos, lo que se vela detrás de lo que se narra, el secreto, el detalle, la infidencia.
La entrevista, entonces, se erige como el género por excelencia para hacer de bisagra entre las mentes interpretativas de los lectores y el detrás de escena de los libros. No por casualidad la pregunta obligada, siempre, en toda entrevista, sea la que reclama un relato de las formas de trabajo o del día tipo en la vida de una personalidad.  
Llevamos más de un siglo leyendo conversaciones impresas. “Antes de que se inventara el cine, antes de que existiera la luz eléctrica, ya se hacían entrevistas en los diarios”, señala Rosa Montero. ¿Cómo ser original después de tantos diálogos? ¿Qué preguntar en el siglo XXI? ¿Cómo preguntar? ¿De que forma señalar las diferencias o reconstruir el contexto de la entrevista?
Durante muchos años la formalidad fue la vedette del género y la seriedad el tono que se imprimió tanto a las preguntas como a las respuestas. Sin embargo, una vez entrado el siglo XX —ahora le robo a Silvio Mattoni— “las mejores infidencias de la vida de un escritor pasaban de inmediato a formar parte del contorno de su obra, como un halo que daba cierta profundidad vital y que permitía la identificación de los lectores”.
Nando Varela Pagliaro no desconoce las genealogías del género al consolidar su lugar de entrevistador y presentarnos estas conversaciones que entabló con escritores y periodistas argentinos. Desde su temprana curiosidad y sus descripciones de ambientes y climas, consigue generar unas preguntas renovadas y enfocar los aspectos menos iluminados de la obra de sus dieciséis presas: Pablo Ramos, Mempo Giardinelli, Juan Forn, Guillermo Saccomanno, Fabián Casas, Hernán Casciari, Reynaldo Sietecase, Guillermo Arriaga, Antonio Dal Masetto, Martín Kohan, Guillermo Martínez, Marcelo Cohen, Marcelo Birmajer, Eduardo Sacheri, José Pablo Feinmann y Pedro Mairal.
Los entrevistados, por su parte, tienen unas características comunes que el buen entrevistador debe sortear. Ellos se prestan al intercambio, no sin antes constituir un sistema de defensa basado en la repetición de estereotipos. En general, y aún cuando esa no sea la intención, el entrevistado cuenta con una serie de lugares comunes preconcebidos, o unas respuestas armadas de antemano, que lo vuelven impenetrable al diálogo sustancioso. Jorge Rivera en El periodismo cultural señala que los entrevistados actúan dos tipos de papeles o posiciones. Por un lado están los encantadores, positivos, receptivos, y por el otro los que aparecen como eternos huraños, escudándose detrás de la reputación de “difíciles”. Estos últimos se oponen a responder algunas preguntas, reformulan los términos, reemplazan las palabras del entrevistador, se muestran inaccesibles, o esquivan el momento del encuentro. El chiste de la entrevista, entonces, es mucho más profundo que la búsqueda de nuevas respuestas a temas que se repiten desde que el hombre dialoga en público. Lo distintivo de una buena entrevista, permítanme pensar en voz alta, es la puesta en juego de una intención concreta: la necesidad de volver abordable lo inabordable, de despejar el lugar común y la respuesta automática. Como bien señala María Moreno retomando a Graciela Brodsky, “el saber ordenado bajo la forma de la previsión sólo da lugar a la sorpresa cuando falla”. Justamente allí, en el error, en la respuesta inconsciente, fallida, inesperada, en ese punto donde el entrevistado se sorprende a sí mismo diciendo lo que dice, es que la serie de entrevistas presentadas en este volumen, se vuelven atractivas y despiertan la curiosidad de los lectores. Varela Pagliaro no tarda en ubicar el talón de Aquiles de sus entrevistados y hurga, desde su lugar invisible, casi desapareciendo de la escena, en los rincones menos explorados de estas discursividades. Finalmente, a costa de repreguntar, fluye esa materia oculta que captura toda nuestra atención.Por último hay que señalar que estas entrevistas, todas, fueron pensadas alrededor de un tema central y que van cosiéndose entre sí, generando un entramado sólido e integrado. En muchas de ellas se repiten las temáticas con la intención de mostrar distintos puntos de vista y en otras se retoman respuestas de los propios entrevistados para reformular ciertas preguntas y enfocar las diferencias individuales, en torno a las mismas cuestiones.
Parece una tarea sencilla elogiar y recomendar lo que está bien hecho, bien escrito, bien concebido y bien presentado a los lectores. Sin embargo, para ser justos, no lo es tanto. El elogio sin argumentos pasa a convertirse en una gran mentira apenas dejamos pasar unas páginas.

25.10.15

Tohio Saruki

https://www.tumblr.com/tagged/saeki-toshio

18.10.15

Lo único que quiero es dormir
dormir y verte
dormir y verte si es que sueño

16.10.15

David Houncheringer

Sublimar con fotos lo que pensás de los ignorantes que ganan un sueldo por pajearse. Click acá.




15.10.15

El prime time analógico de la cultura letrada

Una Feria del Libro Popular en un Centro Cultural de dimensiones descomunales. El Centro Cultural más grande de Latinoamérica. El viejo edificio del Correo dispuesto íntegramente para cobijar, durante los próximos cuatro días, a cincuenta editoriales, decenas de escritores, cientos y cientos de libros publicados en todos los rincones de la Argentina. ¿Por qué? ¿Por qué se edita tanto? ¿Por qué el Estado le da ese espacio privilegiado a la literatura nacional?
Si Bourdieu hubiera observado esta postal diría que nos encontramos frente a un momento histórico que pone de relieve un determinado estado en la distribución del capital simbólico de este campo específico: el campo literario. Los libros materializan objetos simbólicos que en una espiral ascendente generan más editoriales, más lectores, más escritores, y, en definitiva, una ampliación del campo de batalla. La trillada y archinombrada: “batalla cultural”.
Cambiemos la pregunta entonces. ¿Por qué un Estado que se amplió en todos los campos no iba a poner todo, también, a disposición del campo cultural? ¿Es lícito? ¿Es criticable? Seguramente habrá opiniones encontradas, razones y argumentos para poner en tela de juicio cada actividad en la que el Estado se vuelva posibilitador de ciertas expresiones. Lo que nadie podrá cuestionar es que más personas están accediendo a la lectura y la escritura y que, leer, siempre, la experiencia literaria es una experiencia de aprendizaje y ascenso social.

El programa completo para los cuatro días: Click acá

10.10.15

7.10.15

Diez x diez



Tercer título de la colección Diez por diez (Teatro en Sociales), libro de ensayos donde publico un trabajo sobre la obra Por eso las curitas, de Macarena Trigo. #Alegría.














1.10.15

El Gigoló


La crítica según Auden, vía Mavrakis

"Más de una vez hemos escuchado la pregunta acerca de cuál debería ser la función de la crítica literaria. Auden la resume en apenas seis puntos: dar a conocer autores ignorados; convencer de la importancia de autores menospreciados; mostrar relaciones entre obras de distintas épocas y culturas; ofrecer una lectura que mejore determinada obra; arrojar luz sobre el proceso del "hacer" artístico; y arrojar luz sobre el arte de vivir, la ciencia, la economía, la ética o la religión. Con cumplir algunos de esos puntos alcanza. Sobre todo, agrega Auden, "la lucidez de un crítico puede medirse por la novedad e importancia de sus preguntas, más allá de que uno pueda estar en desacuerdo con sus respuestas"."

24.9.15

"Topadoras oxidadas" (fragmento) en la voz de Flor Badaracco (Casa de letras)


Cuando escribo siempre vuelvo atrás. No puedo avanzar mucho sin leer en voz alta y encontrar el ritmo de las frases, la rima molesta y las reiteraciones, cierto sonido de las palabras que me permiten seguir, o no. Tengo una idea bastante general, pero idea al fin, de cómo suena lo que escribo. Lo que no sé es cómo se escucha eso fuera del eco que producen las palabras chocando contra la caja de resonancia que es mi cabeza. Un día, este año, Editorial Outsider me invitó a una de las mejores cosas que me pasaron desde que escribo: escuchar un fragmento de un cuento que escribí en el verano de 2013, interpretado por Flor Badaracco de Casa De Letras. Es muy raro escuchar-se desde afuera de uno, ver los gestos que otro pone a tus palabras, ver la entonación que cambia un poco lo que habías pensado, ver el tono de otra voz, a intención de otra persona, ver cómo el sentido va tomando cuerpo. Es muy raro sentir que el texto está afuera, solo, transformándose y creciendo. Qué sé yo. Que estoy contenta cuando escribo y que estas cosas me llenan de ilusión y felicidad.
Topadoras oxidadas de Leticia Martin, narrado por Florencia Badaracco, formó parte -gracias a la idea y organización de Ediciones Outsider - del Encuentro Federal de la Palabra en Tecnópolis, edición 2015.

22.9.15

OCTUBRE EN EL CEC

El mes próximo, el escritor uruguayo Ramiro Sanchiz va a dictar un cursillo breve sobre la cuentística de Mario Levrero. Abierta la inscripción. Vacantes limitadas.

Patio interno


Los pasillos vacíos cuando cae la tarde y los lampazos
me hacen pensar que no es eterno para mí.
Como las voces de los chicos que
trapean, se estiran y deforman
en ecos vacíos sobre la cúpula que ayer gritaba.
De noche los patriotas duermen iluminados de artificio
y las palmeras devuelven sus hojas a la tierra
las palomas insisten en atravesar los alambrados sobre los patios
y la historia se teje en las oficinas que no se apagan.

Berlin artparasites
















https://www.facebook.com/berlinartparasites?fref=photo

11.9.15

Después

Después de lavar
los platos mandar mails
armar
lo que vamos a comer mañana
después de las ocho
horas de oficina
a veces seis
horas de tener
trabajo que después
comida
libros
recitales
clases de inglés y de guitarra
para los chicos, después
de elegir a diario las palabras
más menos adjetivadas
felices, después
desgrabo
pongo música retrocedo
avanzo, retrocedo
armo la frase
después.

Collages



La reina de los collages
Bárbara Pistoia


5.9.15

Un pantano, los pies en aceite, un paso adelante y cuatro atrás.
Ser fuerte no es gritar. Es mantener la palabra, la convicción.
Cada día falta menos.

3.9.15

Presentación, Desde las bisagras

"También recuerdo haber escrito un poema al lado de las hornallas encendidas de la cocina una noche de frío polar". Ir a la entrevista. 

Desde las bisagras, de Luciana Ravazzani (Ediciones En Danza) se presenta este viernes  04/09/15 a las 19 hs. en Influencias Casa de Arte (Carlos Calvo 2913, CABA). Entrada libre y gratuita.


30.8.15

Hacia el Oeste

Esa tarde los aviones no despegaron
hubo un silencio general
alertas en todas las pistas aéreas
la gente se sentó
             en los bancos de los pasillos y
cerró los ojos
los aeropuertos cancelaron todos los vuelos
de Oriente y de Occidente
no había habido accidentes
                           choques aéreos
                           o atentados
las puertas corredizas dejaron de correr
el aire también se detuvo, inalterable
hubo fuego encendido en el cielo
único elemento encendido
cayeron meteoritos invisibles
                               sobre algunas ciudades
cayeron lluvias ácidas
cayó la noche
y los fuselajes se enfriaron
los cortocircuitos esperaron en un limbo
las turbinas se secaron
las valijas quedaron quietas en las cintas
que ya no transportaron nada.

Pararon los barcos
              los autos
               los trenes y los subtes
                las bicis
                 las motos y los navíos.

Pararon los submarinos
               los rollers
                 las patinetas.

Pararon también los motonautas.

Todo lo que rodaba se clavó
los clavos permanecieron, estoicos, en su sitio
los granaderos también, enmudecidos.

Entonces millones de ojos giraron
                                           y miraron
en la misma dirección.

27.8.15

Poema de las proyecciones

Te amaría si supiera que no voy a querer
borrarte cuando vengas en calzones
                                       a la cama
con el juguete tecnológico de moda
o la serie de mierda
a robarme protagonismo, si supiera
que voy a mirarte con el mismo deseo que te deseo
cuando metas las manos en le rejilla
de la pileta de la cocina, en el inodoro
cuando se tapa, si supiera
que vas a estar igual de apetecible
después de comer asado
con la pansa hinchada, ideal
para darte besitos en la piel
correr los pelos con la lengua, quedarme dormida
con la oreja pegada a la digestión
oír tus ruidos sin detestar
tus cosas
tus mecanismo mentales
tus prejuicios
tus orejas
tus orificios
si supiera que voy a durar de luna de miel entera, yo
lo que me queda de vida
y los aviones.

15.8.15

Sábado

Después de una semana gris volvió a salir el sol. Después de comer, presencié el parto de dos novelas. Como un hombre, en silencio, casi temerosa, como un padre que tiene que ser fuerte trato de experimentar la presión social que experimentan los hombres. No quejarse, trabajar, llevar el dinero a casa y dejar que se dilapide en compras e impuestos y servicios. Sentí envidia de la más sana -si es que algo así existe- ante las lecturas de esos primeros capítulos que mencionaba. Me cuesta mucho limpiar mi escritura. Soy un fárrago con patas. Me duele pensarlo, pero es así. Pese a ello, con mi mochila y sin mis rezos, avanzo en la escritura de un diario empecinado que se reescribe y muere en la opacidad de mis neuras. 

Pienso que la libertad es llegar a leer sólo aquello que dicta mi necesidad. Que algún día voy a ser una persona autónoma y feliz. Pero el deseo es ilusión. Estoy algo cansada de repetírmelo.

14.8.15

Vladimir Nabokov



Presentación de "El libro de los divanes", de Tamara Kamenzsain

Por Ariel Schettini

Terminé de leer el libro de los divanes  rápidamente.  Fue una lectura más veloz de lo que hubiera imaginado o de lo que hubiera querido, el tiempo se me pasó, como quien dice, volando. Como quería decir algo le mandé un mensaje a la autora. Acabo de recibirlo y terminé de leerlo. Por supuesto que me arrepentí en el instante en el que lo envié. Quise volver sobre mis palabras porque inmediatamente pensé que en esas palabras: “ya lo terminé” había un gesto de desprecio, no sobre el libro, sino sobre el género poesía, inadmisible. ¿Cuándo se termina de leer un libro de poesía? O mejor dicho: ¿quién tiene potestad sobre el tiempo en un libro de poesía?  Porque ya sabemos quién lo tiene en la sesión. Esa, que no quiero nombrar, que puede decir: “lo dejamos acá”?”
Y por eso el tiempo es el gran tema del libro de Tamara.

El tiempo de la historia que dice que el psicoanálisis y sus personajes (la analista, Freud, el paciente, Lacan y el Analizante) están datados. El tiempo de la familia, el que está entre los padres que usan otras palabras para trauma, neurótica etc... O el de los hijos que ven en el análisis algo parecido a un dentista. Pero también están todos los otros tiempos. El tiempo de la sesión que la expulsa al bar a que termine la clínica y comience la crítica, es decir, la poesía. 

“Salgo contenta de la sesión y me siento en el bar de enfrente y ahí sí, ahí si asocio libremente... “

Dice la poeta que sabe que la sesión es el territorio del no, de la negación. Pero también está el otro tiempo, el tiempo de las escrituras, de las generaciones, o por lo menos el de esa generación que no sabe si escribir y asociar libremente tienen algo que ver.


Es una cita. La poeta le pregunta a la analista muda si una cosa tiene que ver con la otra. O si asociar y escribir son actividades ciegas. ¿Tienen que ver? Me pongo en el lugar incómodo de un analista de este libro. Que es, por cierto el lugar en el que la poeta nos pone y se pone, en el lugar siempre ciego del que sabe que leer es una práctica analítica. Siempre. Pero eso no releva a la poeta de su propio lugar crítico. No hay sino que mirar el modo en el que usa el discurso de los otros, no como cita, sino para ponerlos en un lugar de cuestionamiento.

El lugar crítico del medio. Entre los machos y la política y los gays y los apolíticos que distribuye Roberto Jacobi en el bar “Moderno”. De modo que el libro de los divanes hace de ese mueble que viaja de oriente a occidente (como en los poemas de Goethe), un lugar de confluencias, de asociaciones. La crítica separa, porque en el origen de la palabra escrita está la idea de separar para tomar decisiones. Pero la paciente asocia, es decir reúne, junta, mezcla “libre” en una sesión tiempos, y espacios. ¿Y entonces, la poeta?

Sé perfectamente que el tema hay que analizarlo a partir de un título que sería “poesía terminable e interminable”.

Y es en ese trabajo, Análisis terminable e interminable, donde Freud responde al problema del tiempo del análisis. Freud nos confronta con su precursor: Empédocles. Allí las pulsiones  se deciden en el sí y no de la filia y el neikós de Empédocles. La asociación que reúne y amalgama como la filia y el neikós que separa y disuelve como la crítica.

El libro de los Divanes de Tamara  es asociación y crítica, es poesía y es novela, es la fantasía (el sueño diurno de la poeta, digamos) de decirlo todo en la poesía, el sueño (diurno) postromántico de decir esto. Cito:

Los límites de poema libro llamé cuando era joven a la posibilidad de escribir un libro que todo entero fuera de poemas. Y todo entero sin embargo contara algo.

Ya sé que acá podemos ir al todo, al libro que todo (Tacho) no es. Y a la poesía familiar de la neurótica que quiere “contar algo” como su existiera “la Novela de la poesía”. Límite infranqueable del discurso porque donde hay novela no hay poesía y viceversa.

Pero también podríamos decir que no hay poesía sin franquear los discursos y sin ese sueño o fantasía diurna, dice Freud, de que en la poesía, la poeta o la niña que juega, cree que por efecto del mundo autónomo que maneja, lo puede todo.

Puede ser paciente, poeta, crítica y novelista al mismo tiempo; porque está en el género que quizás no sea “todo”, pero que no puede renunciar a querer ser todo. Si no quisiera ser todo, no sería poesía.

Por eso El libro de los divanes de Tamara es historia datada del discurso más fechado, el de la memoria, el del trauma del ghettomuseificado en Alemania, y también es el del futuro: el discurso de los hijos, el de Facebook, de los que como Fogwill, dejan sus libros para el futuro. Pero también eso incluye ese otro discurso, el que hablamos cuando queremos poner nuestro inconsciente al desnudo y, como dice Freud, en el poeta y sus sueños diurnos, o como dice Tamara de sus poemas anteriores “da vergüenza”.

Me refiero también a esa forma de contar el análisis. Ese estilo tan argentino de decir lo que no nos animamos a decir sobre nosotros mismos y que ponemos en la voz del analista cuando decimos en un diálogo casual: “mi analista dice que….” Y ahí comienza una cosa que no sabemos bien qué es, ni de quién es esa palabra, porque si la dice mi analista, la digo yo o la parte de mí que no quiere decir yo... en el texto de Tamara dice: “lo que separa la habitación de la madre de la habitación de la hija...”
 “Lo que le da vergüenza, decir lo que dijo que le da vergüenza…” es volver en el tiempo, la memoria que conserva la poesía. Y ese contar el análisis es como si le devolviera un espejo a una práctica que no por “datada” o juvenil, deja de ser menos maravillosa o maravillada. Porque el poema le da al psicoanálisis una posibilidad de decir lo que Freud no hubiera podido decir de otro modo.

El problema del poeta con su fantasía es que se la tomó en serio, como el niño el juego, dirá Freud, que siempre usa a la poesía como coartada para decirnos algo como: “miren a la verdad cuando habla”. La poeta, entonces. nos libera de la vergüenza del sueño diurno mediante la forma “estética” y entonces acá aparece un problema. Porque ¿qué sería para la literatura, es decir, “el libro de los divanes” de Tamara, qué momento es para la literatura que la poeta entonces nos dé como material, es decir para sacar de la esfera de la vida real, para jugar, la sesión analítica?

Mirá el material de análisis que nos trae, diría un analista, a la sesión. Pero un crítico de poesía entonces debería decir: ¿”El libro de los divanes”, entonces dice que el psicoanálisis, con sus protocolos, sus sesiones, y sus personajes “datados” es apenas  un instante en la historia de la literatura? O que la literatura es la condición necesaria para que exista el psicoanálisis? O, si quieren que en las manos ensangrentadas del psicoanálisis, la literatura muere o aborta, sesión a sesión, por su propio efecto analítico.

Como sea, Tamara usa la sesión como material de la literatura, pero como material crítico. El poema en el que no sólo resuena el discurso de Freud o de Lacan sino también el de Juana Bignozzi, o José María Heredia, tanto como el otro discurso, el de lo que llama Tamara su “generación” su genos su ghetto, el de Margo Glanz, María Moreno, Roberto Jacobi o Arturo Carrera. Con esos discursos se arma esa fantasía romántica de los divanes.

Hablando de los prerrománticos Heredia “cuando acabará la novela para que empiece la realidad, dice la voz prerromántica” y la posromántica, la de Tamara la pasada por(la promiscuidad analítica de) los divanes dice lo contrario, dice que siempre hay otra novela que comienza porque es imposible salir del poema sin entrar a una crítica de sí mismo, del lenguaje de sí mismo y de los otros, de ese discurso enmarañado como la trama familiar del neurótico o e catch 22 de decir “no” de afirmar la negación, del libro de Tamara que une desde el comienzo de su escritura Poesía y crítica como si fueran casi parte de un mismo género. Cuando critica a Heredia, Dice:

“No lo convence la novela de la vida, quiere una realidad, pero cómo hacer, cómo hacer dos siglos después para que las alas del sueño levanten las pretensiones de la poesía”

Porque en los no, no sólo estaba la negación de Freud y la Verneinung de Lamborghini, también estaba la voz de Girondo y la de la gauchesca. Pero la poeta dejaba que la crítica hablara. Ahora, en este nuevo tiempo, en el que todas las voces se asocian y se separan, es decir, en el que la poesía es análisis y crítica, y que quiere ser novela y quiere todo, la poeta, quiere ser clara. Cito:

“Yo a esta altura de mi vida me siento obligada a ser clara”

De modo que podemos entender cuando pone la vergüenza de la poeta que se mira a sí misma en la voz de la analista, mira siempre de los dos lados, de ambos lados del mediterráneo, digamos. 

Asesinato de la poesía, del poeta y de su fantasía, el libro de Tamara recorre esos espacios que ya eran los lugares letales de su “living” (porque el “living” el living de la vida, es el consultorio de la poesía) en ese living, todos tus muertos. El hermano muerto con la enfermedad que está en los genes en el genos de su generación, y los muertos del ghetto, reencontrados en un viaje que va de no sé qué pogrom al once o a la AMIA sin escalas, y todos esos muertos que están entre la novela familiar de la neurótica, o en la poesía unHeimlich, ominosa, de la psicótica.

Una línea que une el psicoanálisis, la terapia, con la militancia, Gaspar Campos, los 132 estudiantes mexicanos, es decir con todo lo “datado” lo que tiene puesto una fecha un tiempo. Eso que no tiene el inconsciente, digamos, tiempo…  un lugar en la historia. Lo que pasaba en el bar Moderno que separa y guethifica (de una forma muy poco lacaniana), mujeres, hombres, gays, polítizados y apolíticos. Como si no supiéramos que en realidad lo que se separaba es otra cosa, ahora eso lo leeríamos en otra línea de lectura.

Que es el leitmotiv del libro (“leitmotiv” qué palabra “datada” diría la poeta convertida en una fechadora de los tiempos de caducidad de las palabras, de los saberes y de los lenguajes).

“Hay otra línea de lectura”. Hay otra posibilidad, otra analista, otra vida, otro living, otro tiempo. En ese sintagma “hay otra línea de lectura” veo una forma muy histórica de leer, una forma muy fechada de buscar la verdad en forma de versos, un modo muy agudo (quiero decir analítico, crítico) en el que se entiende la experiencia literaria. Se trata de buscar esa vía de escape por medio de la cual el lenguaje nos permite ser otra. Como para irse para asociarse libremente con esas “otras” que podemos ser y a las que nos puede llevar esa experiencia del pasado o de la memoria: el psicoanálisis. Ese saber que, visto desde ambos lados del mediterráneo, entre el oriente y occidente de los divanes, es apenas un instante móvil y desesperado en la historia de la poesía.

Cito: Para eso tuve que recurrir a la tercera persona como si en verdad los sueños de la otra, los pudiera descifrar Tamara.

Se trata entonces de una serie de tramas, de voces superpuestas que parece que van a confluir en un diván, pero no es un diván, porque es el diván de la paciente, pero también el de la poeta y sus fantasías, es el diván que usó antes María Moreno, es el diván de la poeta cuando se pone en la posición de la que analiza el discurso del otro, de la analista y la pone en un lugar crítico es el diván de divanes el de los mil espejos el de un discurso que no puede tener dueño, porque la palabra no puede tener ni propiedad ni privada y para probarlo voy a citar un verso, que es de Tamara, que aparece en el poema y que tiene tantas capas que no se sabe si es verso, si es análisis, si es poesía, si es el final de un discurso  o el comienzo de la presentación de un libro que la poeta usa como sueño o resto diurno y que ahora le lleva a la analista y le dice:

Para mí el psicoanálisis todavía
Es la obligación  que tengo
De escandir estos versos.
Lo dejamos acá (…)

antes