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"La obra sólo es obra cuando se convierte en la intimidad abierta de alguien que la escribe y alguien que la lee, el espacio violentamente desplegado por el enfrentamiento mutuo del poder de decir y el poder de oír". Maurice Blanchot

29.9.13

río seco



















un día se calma el río
revuelto
se aquietan las aguas, se retiran
queda el cause vacío
el calado
por donde el agua corrió alguna vez
quedan las marcas de la fuerza
lechoso el lecho
                 seco
más o menos lastimado.

desde la orilla puede verse
qué tan profundo era el río
qué tan violenta su corriente
sus andanzas
sus recodos
los juncos lo delatan con sus cuerpos
aplastados
              rendidos
                          h
                          o
                          r
                          i
                          z
                          o
                          n
                          t
                          a
                          l
                          e
                          s
un junco al lado del otro
durmiendo en la misma dirección.

25.9.13

#La inundación

me despierto sin abrir los ojos, estaba soñando la misma canzonetta. voy al baño y me saco el maquillaje, me lavo la cara y los dientes que abandoné. de pronto estoy pensando en los griegos, en "la justa medida", en los espacios del intertexto ¿cuánto deben medir esas distancias? ¿cuánto soporto que se separen? la "justa" medida, el concepto de libertad en Bataille, la sequía del desierto pampeano, sus llanas extensiones de pasto seco, arrasado por el viento que lo aplasta. recuerdo los viajes relámpago de mi padre a la casa de Agapito, su facón en la mesa, la música en el auto. Me vienen imágenes de Santa Rosa, Pico, General Acha, y antes de llegar a la provincia Trenque Luaquen, los campos de los parientes, los instrumentos de la tierra y sus vehículos, partes de tractores desarmados, los vados al costado de la ruta, las vacas sueltas, las suelas de las botas. ¿cuál es el justo intervalo entre discursos? ¿cuánto detenerse entre pueblo y pueblo? de pronto la humedad de la tierra se empantana, llueve demasiado, el humus deja de absorber esa humedad y las napas se vuelven arcillosas, se arman lagunas extensas por kilómetros, esteros con su vegetación, excesos de acuíferos naturales. ¿cuál es la justa medida? ¿cómo se establece ese diálogo? un pueblo y el siguiente unidos por una ruta, amplia ruta despejada, en línea recta al horizonte que se corre, siempre más allá, siempre un poco más allá, más lejos, más adelante. llegar al arco semicircular después de la rotonda, tomar el desvío, pasar al pueblo y ponerle nafta al auto. detectar el momento, esperar, doblar únicamente en el instante justo.

24.9.13

"si la literatura se aleja del mal se vuelve aburrida.
en la literatura la angustia está implicada
y la angustia siempre está fundada en algo que va mal".

acá George Bataille habla de mí.

#ismos

me quiero a desenterrar. primero me mojo las raíces, empapo la tierra hasta ablandarla, me zarandeo de un lado al otro, me giro, me empujo para arriba. como no puedo agarro un serrucho.
me corto las raíces a los tirones.
caigo hacia la izquierda, laik an árbol, en el medio del bosque desolado.
como nadie escucha el ruido, el ruido es de otra cosa, no soy yo, cayendo, no es el árbol, la caída no puede ser filmada. me arrastro hasta el río más próximo, inexistente, y me miro en el reflejo para beberme. como no hay imagen desaparezco, me bebo y me evaporo en mis deposiciones.
desintegrada sobrevuelo el mundo, pero vuelvo a pensar las mismas cosas, a soñar los mismos sueños. no puedo librarme de mi ser.

contestar llamándose a silencio

escribir es también hablar mejor
seleccionar en qué se gastan
                             las palabras
para qué se las pone a conversar
con quiénes
y diciendo qué.

nunca pensé que el auricular
iba a serme un invento tan útil
para escuchar música
                      pero también
para no escuchar a los hablones
ese género imposible de soportar
en los pasillos y la pobreza absoluta
la peor pobreza
           la del que no
puede más que llevar información.

20.9.13

escribir para que exista un lugar
dónde poner
lo que no va a ninguna parte.

19.9.13

#extrañamiento

lo cursi muere a manos
de un churrasco en una bolsa
un litro de nafra, un fósforo
pañales descartables en la basura
forros arrojados en el cesto
a la derecha del inodoro.
sublimar
sub limar
o mar sublime donde vagan
los deseos más profundos
linguales
sub linguales
debajo de la lengua se meten
las perlas profanas
enfundadas
en palabras decorosas
deseos destilados en estéticas
iguales
que se encuentran.


18.9.13

poesía eres tú

cortale los pies a los noemas
hacharlos sin asco
tiralos por ahí
leelos como si fueran la boleta del gas
el verso posta no lo escribiste
lo viste anoche, zampado en el margen superior
de la hoja con renglones que escribió
la maestra de algún hijo.

poesía es tirarse sobre la cama
jugar a desmayarte
que se rían.

poesía es estar orgullosa de algún otro.

17.9.13

también debería sentarme a escribir
con estos ánimos
juntar los posts, después, y comparar
un día y otro.

VIEJOS KOMODINES - UN PUTO CUENTO DE HADAS...

13.9.13

#libros

hago el camino de los libros que me buscan, me llegan sugeridos, solos, se abren como pétalos de pedeefes adelante de mis ojos, vienen por mí, por mail, por encomienda, se me regalan sin más motivo que volverse una reseña, una mención, libros de mano en mano, de otros libros, me son prestados o se auto-envían, obscenamente, se caen de los estantes cuando paso, se me entregan, se me imponen en ciertas páginas, para que haga el camino que me dictan, libremente, ellos, los dueños de mis lecturas, me sugieren desandar la calle inversa de la razón, y yo me he dado por vencida en la tarea de tratar de sostener, el gobierno estricto de mis ideas, mis deseos, mis mentiras, el gobierno de mis propios pensamientos.
hago el recorrido que me sugieren 
las lecturas que se me imponen 
                 que se me instalan
me dejo arrastrar por ellos
me llevo en el ritmo de la prosa
sobre el ruido de la frase y los atajos
                      del sentido
                 que se hace versos
                                   a veces
me dejo chicle
palabras apiñadas
empastadas pegatinas.

11.9.13

almuerzo

estoy acumulando ganas. no es un plan, me sale así. acumulo ganas de escribir. la vida práctica me obliga, la necesidad de alimento, ropa, servicios. la cuota del colegio de mis hijos, el miedo infantil a la subsistencia, la proximidad de las vacaciones, la falta de confianza en lo que puedo generar. contra todo insisto en la idea absurda de que escribir me va a salvar de esta locura. hago todo con la zanahoria adelante. escribir después. sentarme a contar, como si eso fuera algo distinto de lo que hago ahora, por ejemplo, con la ensalada de pollo al lado del teclado. funciono como una máquina, en etapas. escribo ésto mientras almuerzo, robándole segundos al trabajo. después, dentro de un rato, escribo lo ustedes quieran, o ellos. traduzco informaciones y no me importa qué miles de manos interfieran en el texto, transfiero cuadros a locuciones, hago relatos de unas tortas de crecimiento, llevo números fríos a renglones en los que aplico cierta cadencia. en unos años me he vuelto una experta en escuchar, entender qué se pretende, hacer que quepan las palabras perfectamente en el pedido. soy el silencio, una máquina data entry, la tuerca necesaria que nunca es imprescindible. después, cuando cae la tarde, a veces entrada la noche, renuevo la ilusión. "voy a sentarme a escribir". tengo el hilado en mi cabeza, pienso en ese hilado mientras me baño, si hago la cena, si lavo los platos. pruebo retazos de textos nuevos que podría incorporar. los mido, los descarto mentalmente. cuando me siento a escribir ya son las doce, está empezando el día siguiente, ya entró la mmáquina en su próxima etapa uno. se baja la palanca que me activa, corre el tiempo en el reloj y acaba sin orgasmo otro día que no escribí, crece en mi cabeza esa pelusa, el diálogo entre la pelusa y yo, mi única verdadera producción.

10.9.13


quiero ser libro
que me lean
no ir a trabajar

9.9.13

#soy un pibe

esta tarde, por no decir esta noche, entro a una librería del centro. miro un poco las estanterías, las ofertas y la vidriera. cuando llega mi turno le pido al vendedor una carpeta A4 tapa dura. el tipo da vueltas para no decirme: "no, che, no tengo", entonces me muestra una oficio, una carpeta sobre, otra carpeta con dibujitos, una de tapa blanda. yo le voy diciendo que no, que esa no, que esa menos, que esa tampoco. ya sé, me contesta, vos querés una grande, así ancha y dura. claro, le contesto, esa la quiero cada día, que pena que no me sirva para solucionar el tema de las hojas sueltas.

6.9.13

arrancamos mañana, todavía hay cupos
su pregunta no molesta
leticiamartinelem@gmail.com



5.9.13

cada situación
le digo así al encuentro fortuito
al cruce de dos calles
al choque de dos autos en la ciudad
dos pesos tirados en el piso
dos presos saltando el alambre electrificado
dos pechos agusanados que deben extirparse
dos malas ideas que coinciden
cada situación
la piedra golpeando dos veces
                                          en el agua
los dos minutos tarde del desencuentro
deberían borrarse de mi memoria
como se borran, antes, los instantes que quiero recordar.
cuando era chica dibujaba renglones. me despierto pensando en eso, viendo mi imagen, una de mis caras, pelo corto, remera lisa, blanco y negro, la mano arrojada sobre la mesa, los ojos en el papel y una regla debajo de los dedos de la otra mano. dibujaba los renglones en la hoja blanca que me daban en la escuela, o en mi casa, seguro, para que me sienta libre. yo miraba el espacio impoluto e indicaba previamente, por acá tengo que ir. armaba guías, recorridos autoimpuestos, intentos de que la letra tenga base. en la hoja, libre de renglones, las letras pueden volar, ¿a quién le importa? pero yo me hacía los barrotes, acostados, apretaba ligeramente el lápiz para que quedaran impresas las líneas gris clarito, similares a las de las hojas de carpeta. entre una línea y otra se amontonaban las letras en palabras, todas iguales, la "a" redonda, la "m" parejita. a veces evitaba la correspondiente coronación de las íes con su punto minúsculo en la parte superior, y en un acto de profunda incorrección, dibujaba un pequeño corazón, o enrulaba de más la ele mayúscula, al inicio de alguna oración. después, tiempo después, quise escribir sin renglones. lo intenté bastante tiempo. escribí ubicando la hoja apaisada, en diagonal, de cualquier forma. eran los primeros años de mi carrera universitaria. entonces, si la hoja que tenía para escribir venía con renglones, yo la usaba a mi antojo en otra dirección. guardo poemas chorreantes de bilis, de esa época, ensayos de cierta retórica robada, las frases más desconsoladas, y tristes. hay inviernos bajo cero en esos borradores, referencias concretas al paso de un camión por encima de mi cuerpo. ahora me dibujo de nuevo los renglones. dejé atrás aquellos años de soltura total. lo hago cada día. elijo hojas lisas, pero hago las rayas mentalmente. una debajo de la otra, con la mayor prolijidad de que soy capaz. las hago sin regla, o sí, mejor, con una sola regla. sé del error anticipado, de mi renglón fallido en la mitad, o a veces más arriba, más abajo. un renglón que puede no estar o tiene ondulaciones continuas, sobre las que mis letras resbalan, caen, se excitan. pienso si podría ser cualquiera ese renglón, uno al principio, uno al final, cualquier renglón sin identificar. pero en la mañana abro los ojos, me friego las lagañas entre los párpados, hago pis y abro la nueva hoja en blanco de ese día. me imagino el renglón sin forma ahí, justo ahí, siempre, la linea quebrada por la que van a caerse las palabras, como en la bajada más bruta de una montaña rusa.

3.9.13

"Voy con Levrero (París), hacia un café del centro de Bogotá.
Gracias a él empecé a escribir una novela que se va a llamar Árboles".

antes